La pandemia de coronavirus nos ha puesto frente a desafíos de todo tipo: sanitarios, sociales, económicos y emocionales.
Nos hemos tenido que ir adaptando a nuevas realidades, a llevar mascarilla, a mantener la distancia y, en algunos lugares, a caminar por nuestra ciudad con un salvoconducto para ir a trabajar, entre otras cosas.

En medio del ruido y el desconcierto, hay personas cuyo trabajo pasa prácticamente inadvertido, quizá porque no nos paramos a pensar en la necesidad que cubren.
Es, por ejemplo, el caso de los intérpretes que sirven de conexión entre los pacientes que no saben español y los médicos que los tratan.
Hasta que alguien dirige el foco hacia ellos.
Mediadores lingüísticos
Recientemente, Madrid reconoció con un homenaje en el Museo Reina Sofía la labor de la Red de Intérpretes Voluntarias que opera en el barrio de Lavapiés.
Este grupo formado por unas 30 personas ha gestionado más de mil llamadas desde centros de salud, hospitales y farmacias. Su misión ha sido, y sigue siendo, la de facilitar la comunicación entre el personal médico y sus pacientes.

La red participa en #IntérpretesYA, una campaña que busca que la Comunidad de Madrid cree un servicio público “para que ninguna persona quede excluida de la atención sanitaria”.
“Ahora es el momento de que las autoridades sean conscientes de las vidas que se han salvado por estas mediaciones y asuman su responsabilidad”, defienden los colectivos que integran la campaña.
“Si la salud es un derecho, entendernos es una obligación”, subrayan.
En sus corazones y su recuerdo está el caso de Mohamed Abul Hossain, un vecino de Lavapiés de origen bangladesí que falleció por coronavirus en abril después de varios intentos infructuosos por conseguir una atención sanitaria acorde a la gravedad que presentaba su caso.
Una necesidad agravada por la pandemia
La barrera idiomática entre médicos y pacientes extranjeros ya existía antes de la pandemia, pero se ha visto agravada por la sustitución de las consultas presenciales por las llamadas telefónicas.

La muerte de Hossain sirvió como inspiración para formar la Red de Intérpretes Voluntarias.
Según sus estadísticas, han recibido llamadas del Hospital 12 de Octubre, del Hospital Militar Gómez Ulla y de la Fundación Jiménez Díaz, entre otros.
La mayoría de los casos de mediación, explican, requiere que se haga seguimiento del estado del paciente, por lo que suele haber más de una llamada telefónica.
No dejar a nadie atrás
Después de meses de hacer el trabajo de forma voluntaria, las redes de intérpretes le exigen a la Comunidad de Madrid que asuma su responsabilidad y forme un servicio profesional.

Una de las frases más repetidas en estos meses de pandemia ha sido la de la necesidad de no dejar a nadie atrás, pero las personas que trabajan voluntariamente con los migrantes opinan que a ellos sí se les ha dejado atrás.
“Hoy por hoy, la Comunidad y el Ayuntamiento de Madrid deberían poner recursos para que existan intérpretes en toda la administración pública”, enfatizan desde la campaña.
La labor de los intérpretes no consiste solo en mediar entre médicos y pacientes.
Deben despejar cualquier confusión que los bulos y las noticias falsas pueden crear en los migrantes y dar apoyo en temas como, por ejemplo, la localización de bancos de alimentos o la solicitud de ayudas públicas.
Por el momento su trabajo ha sido objeto de homenaje, pero para los intérpretes voluntarios es más importante que las autoridades escuchen -y sobre todo entiendan- sus demandas.
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